Durante la Semana Mundial de la Prevención de las Cardiopatías Congénitas, que se extiende desde el 7 al 14 de febrero, especialistas de todo el mundo buscan concientizar sobre una problemática que, si se diagnostica precozmente, puede ser abordada a tiempo. Se trata de malformaciones del corazón producidas durante la vida fetal, consideradas el defecto congénito más común del mundo.
“Las cardiopatías congénitas son las malformaciones del corazón y de los grandes vasos. Éstas pueden ser de estructura y de función, y se desarrollan intraútero, es decir, que el niño las tiene al nacimiento. Algunas pueden ser malformaciones simples y otras muy complejas, requiriendo varias cirugías incluso dentro del primer año de vida”
Dra. Eugenia Olivetti (Médica Pediatra especialista en Cardiología Infantil del servicio de Cardiología del Hospital J.P. Garrahan y Coordinadora del Centro Coordinador de Cardiopatías Congénitas).
Esta afección, que debilita el sistema cardiopulmonar de los bebés, los expone a contraer severas infecciones respiratorias por el virus sincicial respiratorio (VSR), virus influenza, neumococo, bordetella pertussis y otros agentes infecciosos que afectan a la población general y que se manifiestan a través de una neumonía o bronquiolitis. Es por eso que, los bebés o niños con problemas del corazón e infecciones respiratorias pueden requerir más internaciones que las habituales.
El virus sincicial respiratorio (VSR), uno de los principales causantes de la bronquiolitis, es una enfermedad respiratoria que afecta las vías aéreas inferiores o ‘bronquiolos’, es de fácil contagio y se transmite de persona a persona por el contacto directo con secreciones nasales. Representa un riesgo para la salud pública por el gran número de hospitalizaciones en los bebés de alto riesgo. “Los infantes de riesgo o la población más vulnerable a esta enfermedad son los niños con cardiopatías congénitas, así como los nacidos prematuros de bajo peso o con ciertas afecciones pulmonares” comentó la Dra. Olivetti.
Esta población tiene un riesgo 4 a 5 veces mayor de hospitalización por infección por VSR respecto de los niños sanos, como también, más riesgo de evolución grave y complicaciones.
El impacto de una enfermedad por VSR puede ser también grave en otro sentido, ya que las dolencias no terminan cuando el bebé es dado de alta sino que pueden durar semanas. Los encargados del cuidado de estos niños con VSR han informado que su salud empeora considerablemente hasta dos meses después de haber sido dados de alta. “Los niños cardiópatas son pacientes de alto riesgo frente a las enfermedades respiratorias. Poseen una condición de base como la insuficiencia cardíaca o la hipoxemia crónica que los hace más vulnerables a la infecciones respiratorias”, agregó la Dra. Olivetti. Y lo que también es preocupante es que, para corregir el defecto congénito con el que nacen, muchos de estos niños requieren una o más cirugías en el primer año de vida; y una cirugía cardíaca realizada en un bebé con signos de infección respiratoria, en general, se asocia a un elevado riesgo de complicaciones post-operatorias. Por eso, a pesar de ser tan necesaria, muchas veces la cirugía se debe postergar sumando incertidumbre y angustia a la familia.
¿Cómo saber si un niño tiene bronquiolitis?
Existen ciertos síntomas propios de los niños con bronquiolitis. Los principales son la mucosidad nasal, la tos y el catarro y la respiración más acelerada (taquipnea) y ruidosa con silbidos (sibilancias). Además, los niños con bronquiolitis se agitan fácilmente y al respirar se le hunden las costillas. Estos niños manifiestan también cierta dificultad para alimentarse o para conciliar el sueño y presentan fiebre con temperatura mayor a 38°C. Es importante saber también que cuánto más pequeño es el niño, más importantes pueden ser las complicaciones, con lo cual es precisa la consulta inmediata con el médico pediatra. “El diagnóstico de bronquiolitis lo realiza el médico. Los padres y/o cuidadores pueden detectar que el niño respira más rápido de lo habitual (está agitado), no se alimenta como de costumbre, duerme más de lo habitual o escuchan algún ruidito raro cuando respiran. Estas son las pautas de alarma para realizar la consulta médica” recomendó la Dra. Olivetti.
- Impulsar y mantener la lactancia materna.
- Lavarse las manos.
- Cumplir el calendario de vacunación y con las vacunas que determine el pediatra, tanto para el bebé como para quienes conviven con él.
- Evitar la contaminación ambiental con humo (ya sea humo de cigarrillo u otros).
- Evitar el hacinamiento.
- Ventilar los ambientes tanto de las casas como de los lugares de trabajo.
- Concurrir a los controles rutinarios con el médico.
En el caso de los grupos vulnerables cumplir con el esquema completo de inmunización pasiva que actúa como un “escudo” para su protección.
Sobre este último punto, la inmunidad persiste por un período acotado de tiempo, por lo que es fundamental la aplicación mensual de las dosis para mantener los niveles adecuados de anticuerpos además de acompañarse de todas las demás medidas de prevención. “Es fundamental la prevención sobre todo en niños con factores de riesgo, donde una bronquiolitis puede generarle internaciones más prolongadas, requerimientos de ARM por más tiempo o secuelas pulmonares crónicas” destacó la especialista.