En paralelo a las medidas de veda establecidas por organismos gubernamentales para proteger especies de interés deportivo y comercial que aún no completaron su ciclo reproductivo por condiciones ambientales, desde el Instituto de Ictiología del Nordeste de la UNNE enviaron a la Asociación de Pescadores Deportivos del Litoral para su difusión una serie de «cuidados» con los cuales pueden colaborar en la protección del recurso, favoreciendo la recuperación de los peces luego del esfuerzo que demanda el proceso de pesca deportiva.
En el marco de muestreos realizados por personal del INICNE dirigidos al monitoreo de fauna íctica en el río Paraná, se observó que los ejemplares de las diferentes especies de interés deportivo y comercial presentan grados de maduración gonadal muy variados, lo que sería compatible con una respuesta a la ausencia de condiciones adecuadas para el desove durante el presente ciclo reproductivo.
En los meses de enero y febrero de 2020 se observaron hembras de dorado, surubí, boga, sábalo y pacú (entre otras especies) que aún se encuentran con sus huevos preparados para la reproducción, mientras que la mayoría de los ejemplares de estas especies evidenció haber iniciado un proceso de regresión gonadal o bien se encontraban en reposo, lo que se relacionaría con una reabsorción parcial o total de los huevos que no fueron liberados ante la falta de crecientes.
Según explican desde el INICNE en el informe enviado a la Asociación de Pescadores Deportivos del Litoral, esta situación tiene dos consecuencias importantes.
En primer lugar se puede afirmar que el presente ciclo anual fue malo para la reproducción de los peces en el río Paraná, por lo que más allá de que algunos reproductores puedan haberse reproducido de manera excepcional, el aporte de nuevos juveniles a la pesquería será muy bajo.
Por otra parte, las hembras que aún conservan sus ovarios muy cargados a la espera de la creciente que pareciera no llegará, “se vuelven muy vulnerables ante el manejo relacionado a la pesca con devolución, en especial las de gran porte”.
Esto se debe a que los meses de enero y febrero son los que coinciden con las mayores temperaturas del agua, alcanzando temperaturas superiores a los 30°C en zonas costeras o con poca corriente, lo que genera estrés en los animales.
Al mismo tiempo, el oxígeno disuelto siempre está en menor concentración cuando sube la temperatura del agua, pudiendo dificultar la recuperación de los peces luego del esfuerzo que demanda el proceso de pesca deportiva.
A esto debe sumarse que en las grandes hembras muy cargadas de huevos, la masa de los ovarios puede llegar a superar el 20% de su peso corporal (por ejemplo 4,5 kg en una hembra de dorado de 16 kg de peso vivo), lo que aumenta aún más la demanda de oxígeno para mantenerlos en buenas condiciones.
APORTAR DESDE LA PESCA
«Así, estamos ante un panorama general en el cual resultaría más probable que estos grandes reproductores puedan resultar afectados de manera negativa si no se maximizan los cuidados durante la pesca con devolución».
Al respecto, se recomienda disminuir al mínimo posible el tiempo de pelea con los peces así como el tiempo en que se los mantiene fuera del agua para sacar anzuelos y tomar fotografías, en especial si se observa que se trata de una hembra con el abdomen muy abultado» indican desde el INICNE.
En caso de necesitar apoyar los peces en la embarcación se sugiere contar con trapos húmedos y frescos (agua del río) que eviten que el animal tome contacto con el piso de la embarcación, cuya temperatura puede ser muy superior a la del agua.
“Al momento de la devolución, asegurarse de que el pez recuperó su capacidad de natación, ya que si aún está muy agotado podría no sobrevivir” finalizan desde el INICNE (VET-UNNE).