Los registros hidrométricos de la Prefectura Nacional Argentina mostraban que el río Iguazú había recuperado parte de su caudal de agua: de los 0 m había pasado a los 5,5 m. Ello fue gracias a ayer que Brasil liberara 350 metros cúbicos por segundo de agua en la represa hidroeléctrica Baixo Iguaçu, sobre el río Iguazú, que confluye con el Paraná en la Triple Frontera. Además, el viernes solicitarán que Brasil y Paraguay abran las compuertas de Itaipú (la represa hidroeléctrica más grande del mundo) para dejar pasar otros 1.500 metros cúbicos por segundo al río Paraná.
Como ya explicó Weekend en otra nota, al inicio de la cuarentena, el viernes 20 de marzo de 2020, el río Iguazú, en Misiones, marcaba 9,7 m de altura; el del Paraná en Ita Ibaté, Corrientes, 1,82 m; el de Goya, 2,26 m; La Paz reportaba 2,26 m; Rosario, 1,88 m; y Campana, 0,50 m. Al lunes 13 de abril esos registros, en el mismo orden, marcan: 0, 0, 1,48, 1,30, 0,78 y 0, respectivamente. Es decir, el Iguazú había bajado casi 10 m y el Paraná a la altura de La Paz, más de un metro.
Pero lo peor se vio con el correr de los días: matanza de peces en plena cuarentena, puertos y productores con problemas por disminución de agua para regar y navegar. Y las dos represas hidroeléctricas más grandes de la Argentina –Yacyretá y Salto Grande– casi sin agua, su recurso fundamental para generar energía. A modo de ejemplo, Yacyretá (ubicada a la altura de Ituzaingó, en Corrientes) tiene una potencia instalada total de 3.100 MW en 20 turbinas, y su nivel de alerta se ubica en los 3,50 m de altura de agua. Ayer su nivel estuvo entre 0,10 y 0,20 m, extremadamente por debajo de su nivel de alarma, por lo que solamente pudo entregar 1.154 MW, el 37 % de su capacidad real, de los cuales 995 MW se quedaron en nuestro país y el resto se despachó a Paraguay. Salto Grande (ubicada a la altura de Concordia, Entre Ríos), por su parte, cuenta con 14 turbinas de 135 MW cada una (1.890 MW en total), y ayer generó apenas el 18 % de su capacidad: 353 MW, divididos entre la Argentina y Uruguay.
El origen del problema viene de la sequía recurrente que desde hace varios años padece la región Sur, que afectó a la cuenca del Paraná, pero más aún al río Uruguay, problema regional que se vio agravado por la baja demanda eléctrica de Brasil. Según un experto anónimo consultado por El Cronista, ello provoca que “el país vecino no suelte agua sin turbinar, la que aprovecha para llevar a cota normal su represa de Itaipú”.
Fuente: Perfil