Hace pocas horas el ministro de Desarrollo Social de la Nación, Daniel Arroyo, manifestó que, por efectos de las consecuencias de la pandemia que agravó la situación socioeconómica de las familias, por largo tiempo funcionarán los comedores y merenderos comunitarios en los barrios como forma de enfrentar la difícil situación de hambre que hoy padecen millones de argentinos.
Día a día, en estos comedores, merenderos comunitarios y ollas populares impulsados por el Movimiento Barrios de Pie a lo largo de todo el Chaco, muchas vecinas de la organización ponen en juego su salud y su vida para llevarle un plato de comida a las miles de personas que hoy, producto de la difícil situación de la emergencia provocada por la pandemia, no pueden hacer sus changas o trabajar en sus oficios habituales.
Todo esto hace que sea totalmente injustificable e inexplicable la actitud de hostilidad abierta, soberbia, de mala educación y de maltrato de la ministra de Desarrollo Social de la provincia, Pía Cavana, hacia los representantes de Barrios de Pie en ocasión de recibirlos unos pocos minutos, sin darle ninguna respuesta y luego de postergar durante cinco meses una audiencia comprometida en febrero y reiterada en varias oportunidades.
Causa profunda indignación el que a personas solidarias, que ponen el cuerpo en los barrios todos los días (desconozco si la ministra lo hace) se les falte el respeto, se las maltrate y, para completar, se las reciba con un operativo policial descomunal como el de hoy, llevado adelante con personal armado, el mismo operativo que brilló por su ausencia el 20 de junio en el mástil de la 9 de julio cuando más de mil personas se manifestaron contra la expropiación de la empresa Vicentín y contra la cuarentena.
Necesitamos funcionarios públicos sensibles, abiertos al diálogo, con capacidad de respuesta y con predisposición permanente a resolver los problemas de la gente. La insensibilidad y la soberbia en la función pública es, en estos graves momentos que vivimos los chaqueños, el peor y más inoportuno de los pecados.
