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Opinión

El Chaco que duele

Por Dr. Diego Gutiérrez (Sec. Gral. Comité Provincial UCR Chaco)

Diego Gutiérrez

Con una inflación creciente y una canasta básica de alimentos que mes a mes resulta inalcanzable para la gran mayoría de las familias chaqueñas, la cosa se pone cuesta arriba en nuestra provincia donde año tras año los trabajadores ven como el poder adquisitivo de sus salarios se licúa frente a la inflación.

Si uno compara los últimos 6 años, la media nacional de recomposición salarial pública estuvo en un 35 %, sin entrar en detalle de algunos sectores como camioneros o bancarios que superaron ampliamente ese porcentaje. Como contracara, nuestra provincia presenta el índice de recomposición salarial más bajo del país, en promedio un 15% anual.

Y esto no es casual, es consecuencia del ingreso desmedido e indiscriminado de personal que no cumple ninguna función, con el único mérito de pertenecer o simpatizar con el partido gobernante en claro desmedro de miles de trabajadores de carrera, idóneos, con experiencia invaluable, que han sido dejados de lado por los amigos del poder de turno.

Nadie sabe con certeza cuántos sueldos abona la provincia. El presupuesto 2022 menciona alrededor de 70.000, otros datos oficiales hacen referencia a más de 80.000 y otros afirman que superan los 130.000 sueldos. Si analizamos la situación del sector pasivo, la situación es peor. El 82% móvil es evadido de las recomposiciones ya que las pocas mejoras que se le otorgan a los activos son en negro y no llegan a jubilados y pensionados, sumado a la crítica situación de la obra social y la caja de jubilaciones de la provincia, ambas quebradas.

El pésimo servicio de Sameep y Secheep, superpobladas de empleados que no cumplen funciones, sin una política que resuelva la falta de agua y los cortes de luz que en muchos casos son de 3 o 4 horas por día con el padecimiento y perjuicio que eso implica para miles de familias y comerciantes. Empresas fundidas en esta gestión de gobierno.

Los cientos de millones de pesos que se malgastan a través de Desarrollo Social de la provincia dedicado casi exclusivamente a trabajar en las campañas políticas para favorecer al oficialismo, toneladas de mercaderías que debieran direccionarse a las familias de escasos recursos pasan a tener fines electoralistas. Incluso con denuncias concretas de que se venden en distintos comercios.

Y no puedo dejar pasar uno de los temas centrales: la educación. Somos la provincia con los peores índices de enseñanza, con menos cantidad de días de clases, donde los cachafaces que nos gobiernan utilizaron la pandemia para tapar la real situación del sistema educativo, salarios de miseria, el desastrozo estado edilicio de las escuelas, docentes que tienen que poner dinero de su flaco bolsillo para comprar materiales incluso para sostener la copa de leche o el comedor.

Todo lo dicho hasta aquí hay que multiplicarlo por 10 en si hablamos de salud donde reina el abandono absoluto, con hospitales y centros de salud vacios, turnos para cirugías menores que demoran 6 meses, ni hablar patologías graves o el acceso a una prótesis, cientos de situaciones y falencias que llevan a la pérdida de vidas humanas. La pandemia vino a confirmar lo que ya sabíamos: un sistema de salud devastado, sostenido por el esfuerzo sobrehumano del personal sanitario con salarios por debajo de la línea de pobreza, precarizados.

Un plan de gobierno que no funcionaría sino estuviese acompañado de una degradación institucional pocas veces vista, y a la que deliberadamente nos han llevado en estos 15 años de gobierno. Un Tribunal de Cuentas que no funciona, una Contaduría de la provincia manejada por hijas, hijos y yernos que firman día a día órdenes de pago sin ningún tipo de control. No existen licitaciones públicas. El 80 % de las obras de la provincia las hace una sola empresa. La Fiduciaria del Norte absolutamente desviada de sus objetivos fundacionales para ser utilizada como caja negra de la política, y así se podría enumerar cientos de ejemplos.

Para quienes todavía descreen, humildemente sugiero que quienes tengan amigos o familiares en otras provincias hablen con ellos y les pregunten cómo funcionan las cosas, no hace falta ir muy lejos para darse cuenta de que con las mismas dificultades y muchos menos ingresos que el Chaco, las otras provincias están más ordenadas: ante Fé, Santiago del Estero, Corrientes, Mendoza, Córdoba, etc.

Evidentemente el problema del Chaco no es la falta de recursos sino la inmoralidad y la corrupción reinante. Somos la cuarta provincia en recibir mayor coparticipación además de un sinfín de aportes extraordinarios con lo cual no debiera haber un solo chaqueño sin un plato de comida en su mesa, sin trabajo, sin posibilidad de aprender y capacitarse, de acceder a agua potable y luz.

 

Por todo esto y tantas cosas más, le pido al señor gobernador que antes de hablar de su posible candidatura a presidente (¡Dios nos salve!), se dedique a gobernar este Chaco que nos duele.
Diego Gutiérrez (Sec. Gral. Comité Provincial UCR Chaco)


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