“En representación de los que no tienen voz, hemos decidido manifestar públicamente y expresar un sentir colectivo. Un gran número de resistencianos, sentimos y padecemos las erróneas decisiones que toma el intendente, quien no está a la altura de las circunstancias, y eso nos daña como sociedad, nos atrasa y fundamentalmente nos expone ante un vacío de inseguridad pública, financiera y ambiental”, remarcó la dirigente radical.
Todos tenemos presente el debut de su tarjeta de presentación, un feroz impuestazo, en uno de los peores momentos de nuestro país. Al tiempo surgieron denuncias, presentaciones administrativas y judiciales realizadas, por algunos concejales y vecinos autoconvocados. Fue obligado por la justicia, se burló de ella, y una Ordenanza municipal determinó que debió retrotraer la Ordenanza a la del año anterior por inconstitucional. Pero ninguna institución democrática ni ordenanza alguna fue suficiente para calmar el mal proceder de un funcionario, que a esa altura ya debió ser sometido a un juicio político por desobediencia judicial y por pasar por alto la carta orgánica Municipal y a normas constitucionales que lo obligan a cumplir con determinadas acciones para administrar el erario público. Tampoco se pudo esperar que el sentido común de un funcionario lo hiciera dar cuenta de que una pandemia tremenda y una inflación descontrolada necesitaban de un proceder a la altura de los acontecimientos.
El castigo a los contribuyentes continuó con un patentazo de una irracionalidad insólita, llevando los valores a más de un 100% de patente, sufriendo el peor ajuste de la historia del municipio capitalino. Padecemos la ausencia de eficientes políticas de higiene urbana; calles sin barrer; barrios sin recolección de residuos, importante crecimiento de mini basurales; zanjas sin mantenimientos, desagües pluviales sin limpieza ni reparación; calles rotas, intransitables, baches por doquier, sin pavimentar o enripiar. A este caos de la higiene, se suman las aguas servidas y de desbordes de la red cloacal que con las basuras aumentan la degradación ambiental ejerciendo un daño irreparable en nuestra salud pública. Hace unos días, pequeñas precipitaciones inundaron sectores de la ciudad que hacía mucho tiempo que no se inundaban y que hoy volvieron a fragmentar la ciudad.
Pero la fiesta comunal nunca se detuvo, el despilfarro en actividades secundarias posponiendo lo verdaderamente importante continuó sin descanso con Carreras de karting, recitales muy costosos (no pudo ser menos que el municipio de Quilmes y convocó a la Princesita para no quedar atrás); una fiesta costosa, fiesta por el día de la mujer, comidas, regalos exorbitantes; todo este derroche innecesario frente a los ojos de la sociedad que vive otra fiesta, la fiesta de la indiferencia.
¿Y la fiesta mayor? Esa está en las obras públicas, licitadas por el intendente, como inoportuna ante una ciudad que se cae a pedazos por la falta de prestación de servicios, limpieza de desagüe pluviales, perfilado de calles de tierra, calles totalmente intransitables, colocación de ripio, baches de la ciudad, iluminación de calles y avenidas, ante un contexto de inestabilidad económica muy preocupante. Obras denunciadas por sobreprecios y empresas adjudicadas desconocidas, sin antecedentes en obras, sin solvencia económica, a las que inexplicablemente se les pagó por adelantado.
«Nosotros, con el poder que la ciudadanía nos confirió, no dudamos un instante en desenmascarar aquellas políticas y conductas que están muy lejos de buscar mejorar la calidad de vida de los resistencianos. Una realidad económica y financiera que ahoga como nunca al conjunto de la población toda, no puede pasar inadvertida para aquellos que tenemos la inmensa responsabilidad política de dar las respuestas que signifiquen un cambio profundo a esta triste realidad», manifestó Arechavala.
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