Hace 210 años se iniciaba en el territorio del Virreinato del Río de la Plata una de las proclamaciones más importantes en la historia de la Argentina, en la cual ansiábamos ser una nación soberana, libre e independiente.
De la idea de romper las cadenas que nos esclavizaban como colonia de la corona española nacieron nuestros próceres que dejaron su vida por la utopía que se transformó en la gran nación argentina, por ello es que cada 25 de mayo el pueblo argentino se viste de gala y celebra la revolución del 25 de mayo.
En estas circunstancias tan difíciles y excepcionales que nos tocan vivir, los actos conmemorativos que vestían las calles de celeste y blanco, las representaciones de la época y los guardapolvos blancos que desfilaban por las plazas de nuestro Chaco ya no estarán presentes llenando de nostalgia nuestros corazones, pero ello no significa que no se lleven a cabo actos festivos por la revolución de mayo. Simplemente la circunstancia obliga a que los actores sean policías, ciudadanos integrantes de ONG, los médicos, enfermeros y todo personal de salud que, con el peligro que representa combatir este mal invisible que se lleva la vida de los argentinos, hoy están presentes reivindicando la obra de los próceres en sus respectivos lugares de trabajo velando por la salud, seguridad y bienestar de todos los chaqueños y argentinos.
Pasado 210 años de aquel pintoresco 25 de mayo la llama de la revolución está más viva que nunca en cada trabajador y cada ciudadano que, a pesar de la adversidad, lucha contra las desigualdades y exclaman al cielo el grito de libertad, en ellos y sus acciones hoy encarna el ideal que fueran perseguidos por los próceres y revolucionarios, ideal de un pueblo que clamaba por la LIBERTAD: libertad de pensamiento, libertad económica, libertad de comercio y libertad para elegir a sus representantes.
Por ello mi más sincero reconocimiento a su labor y grandeza que hacen grande a la nación argentina. A ellos les regalo esta hermosa frase de Mariano Moreno, un ilustre revolucionario que perseguía los mismos ideales y enfrentaba a los mismos opresores que intentaban apagar y callar la llama de la revolución: “Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas, y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos sin destruir la tiranía” (Mariano Moreno – Secretario General de la Primera Junta)